Ante ti,
oh Jesucristo, Rey del universo,
ponemos todo nuestro ser
y todo aquello que nos has confiado.
Sometemos a tu poder
real y sacerdotal,
toda la Iglesia universal
que guiarás a la plenitud,
porque tú eres el Pastor
único y supremo.
Nadie puede guiar al pueblo de Dios
fuera de ti.
Tú estás por encima
de todos los ángeles y arcángeles,
y de todas las criaturas.
Eres Dios Omnipotente,
Rey y Señor del universo.
Recibe nuestra gratitud
por habernos creado,
y por habernos redimido.
Gracias por lo que estás cumpliendo ahora,
para que sea vencido para siempre
el enemigo del bien.
Recibe nuestra total consagración
a tu Espíritu.
Deseamos ser obedientes a ti,
nuestro Rey,
que creas y gobiernas el universo,
y recreas continuamente todas las cosas.
Invocamos tu ayuda, tu protección,
la fuerza de tu Santo Espíritu,
para anunciarte, muerto y resucitado,
que estás sentado glorioso a la derecha del Padre.
Que tu Espíritu
nos anime en nuestra misión.
Que llegue a todo hombre de buena voluntad
el anuncio de la vida nueva,
generada y continuamente renovada
a través de ti.
Amén.

