Testimonio – de Stefania Caterina

Finale Ligure, 21 octubre 2025

 

En este día, hemos celebrado el funeral de Padre Tomislav Vlašić en la Casa-Santuario de Finale Ligure. Durante la celebración, Stefania Caterina nos dirigió las siguientes palabras:

Queridos hermanos y hermanas,

En este día tan solemne para nosotros, deseo hablaros tal como prometí a Padre Tomislav en su lecho de muerte. Él deseaba fervientemente haceros saber que el testimonio que os hemos dado durante estos años no desaparecerá con su muerte.

Todos vosotros sabéis que el Señor nos envió a la Tierra y que nos llamó a formar parte del Núcleo Central para dar a conocer a esta humanidad el plan de Dios de recapitular en Cristo toda la creación. Os hemos explicado que este es el único plan de salvación para todo el Universo, que no hay otros, y hoy os lo repito.

El Señor nos llamó a esta misión desde la concepción, pero fue María Santísima quien nos eligió. La Virgen le pidió a Dios que los miembros del Núcleo Central fueran aquellos que su Corazón deseaba y el Señor escuchó su oración. Pero correspondía a todos los miembros responder. Padre y yo aceptamos inmediatamente formar parte del Núcleo Central, cuya misión es sencilla y grande al mismo tiempo:

  • proclamar a todo hombre la centralidad de Cristo y anunciar la recapitulación en Él de todo el Universo;
  • vivir y operar bajo la autoridad directa de Jesucristo, bajo las órdenes de los siete grandes Arcángeles, para abrir así el camino hacia la nueva creación a toda la humanidad del Universo;
  • estar dispuestos a llevar la cruz de la humanidad, en absoluta fidelidad a Dios y a sus leyes.

Hasta el momento de su muerte, Padre y yo fuimos miembros vivos del Núcleo Central en la Tierra, junto con el hermano y la hermana que viven en Roma y el hermano y la hermana que viven en Jerusalén. Sin embargo, debido a las múltiples dificultades en las que se encuentran los hermanos y hermanas de Roma y Jerusalén, sólo Padre Tomislav y yo hemos sido llamados a proclamar abiertamente el plan de recapitulación en Cristo del que se ha hablado. Hemos anunciado y explicado repetidamente, de palabra y a través de nuestros libros, todo lo que se nos ha revelado.

Desde el punto de vista humano, esto nos ha costado mucho en cuanto a persecuciones, calumnias, abandonos y traiciones. Hemos sufrido mucho, pero siempre hemos respondido a todas las peticiones de Jesús, hasta la última, cuando nos pidió si estaríamos dispuestos a llevar algo por Él. Le dijimos que sí y poco después, para el Padre Tomislav y para mí comenzó un camino muy duro, que culminó con el don de los estigmas. Su costado traspasado, sus manos y pies doloridos fueron un don de Dios, suave para quienes lo acogimos, pero terrible para quienes lo rechazaron.

Padre Tomislav lo llevó todo con amor y con fidelidad absoluta. Estuve a su lado en todo momento y por eso soy testigo de los indescriptibles sufrimientos físicos de Padre Tomislav, soportados con fe ardiente, con esperanza, con amor hacia las almas que le fueron confiadas, sin quejarse nunca, sin preguntar nunca por qué. Siempre obedeció con alegría, incluso cuando lloraba por el dolor físico. Puedo afirmar, sin lugar a dudas, que he vivido y trabajado durante treinta y tres años junto a un Santo que hoy resplandece en el Cielo. Desafío a cualquiera que sostenga lo contrario.

Hoy estoy aquí para deciros a vosotros y a todos los que leerán estas líneas, que la muerte de Padre Tomislav no detendrá esta obra de Dios. El hecho de que él se encuentre ahora en la dimensión del espíritu y que yo permanezca en la Tierra no significa nada, porque la acción del Espíritu Santo no conoce fronteras ni impedimentos y porque la comunión de dos personas en Dios, si es auténtica, es indisoluble. Por lo tanto, nuestra misión continúa, por los nuevos caminos que Dios abrirá.

El espíritu de Padre Tomislav está ahora increíblemente fortalecido y todos nosotros que lo hemos amado sentiremos su presencia y su poder. También lo sentirán aquellos que no lo han amado.

Padre me repitió, en sus últimos días de vida, que siempre estará con nosotros. Ahora nos toca a nosotros responder con la misma fuerza y el mismo coraje que él tuvo, según lo que nos enseñó. Por mi parte, deseo aseguraros que mientras viva y si Dios quiere, trabajaré y me esforzaré junto con vosotros para llevar adelante esta obra. Rezaré y ofreceré mi vida a Dios por todos vosotros y por todos aquellos que el Señor envíe en este camino. Todos estamos llamados a ir en busca de las perlas preciosas que son las almas; no siempre se ven porque están cubiertas por el fango del mundo que esconde la belleza de los hijos de Dios. En nombre de Cristo y en el corazón de María Santísima, iremos a buscarlas, las recogeremos, las limpiaremos y las ofreceremos al Señor para su corona de Rey.

Padre Tomislav nos ha amado como hijos suyos con un amor infinito, ha amado y perdonado siempre incluso a quienes lo traspasaron. Lo mismo puedo aseguraros por mi parte. Con vuestra ayuda, intentaré ser para vosotros una madre, una hermana, una amiga. Continuaré mi misión con la fuerza que Dios me dará para todos vosotros.

Estoy segura de que juntos, si permanecemos firmes en la fe, en la esperanza y en el amor, seremos un signo para esta humanidad, que busca muchos signos pero que tiene necesidad de un solo signo: Jesucristo, muerto, resucitado, que ascendió al Cielo, que está sentado a la derecha del Padre y es Rey del Universo.

Personalmente, estoy convencida de que la “Iglesia de Jesucristo del Universo” se hará cada vez más visible. Y aunque a los ojos del mundo, especialmente de los enemigos de Cristo, esta Iglesia parezca casi insignificante, sabemos y experimentamos que es poderosa en espíritu, porque está inseparablemente unida a la parte restante de la Iglesia presente en el Universo, que deberá revelarse en plenitud, cuando el Señor quiera, y que será la Iglesia que desciende del Cielo.

Pido al Señor que todos aquellos que buscan la verdadera vida puedan llamar a la puerta de esta Iglesia sin miedo, sin ser juzgados, y encontrar en nosotros una familia de Dios. Que la vida de esta Iglesia sea libre, como siempre lo ha sido, de esquemas, ritualismos, legalismos, jerarquías y de toda opresión espiritual. Somos un pueblo libre porque Dios ama la libertad, no impone, sino que propone, no derriba la puerta, sino que llama delicadamente y nosotros queremos abrirle. Por eso, queridos hermanos y hermanas, os ruego que no dejéis caer en el vacío los dones preciosos con los que el Señor ha llenado vuestras almas. No dejéis este camino, aunque vengan días difíciles, días de pruebas. El Señor nos ayudará. Quien hoy retroceda, después ya no tendrá tiempo, porque el tiempo es breve. El Señor tiene urgencia por salvar a su pueblo y por recuperar hasta la última oveja perdida. Quiere que lo acompañemos en su obra.

Apresurémonos, pues, hermanos y hermanas, a hacer todo lo que el Señor quiera. Yo estaré a vuestro lado. Estaré en oración y en escucha interior para comprender la voluntad de Dios y revelaros, como siempre he hecho, todo lo que Él quiera. Dios nos ha dado y nos dará siempre todo lo que necesitamos. Nos ha dado Padre Tomislav que es nuestro Santo, nuestro padre y fundador de esta obra, que vive por nosotros en Cristo. Un siervo bueno y fiel, que ha entrado finalmente en el gozo de su Señor, ese gozo que nadie podrá quitarle jamás.

Gracias a todos vosotros por el camino recorrido juntos y por el que todavía recorreremos.

Que el Señor nos llene de gracia, de luz y de fuerza para cumplir lo que le agrada. Que María Santísima y San José nos guarden en sus Corazones.

Que el Señor os bendiga y os dé su paz. Yo también os bendigo.

                                                                                                          Stefania Caterina