FIESTA DE DIOS PADRE – 7 de agosto de 2020
Mensaje de Dios Padre – Que esta solemnidad sea el inicio de vuestro año litúrgico
“Queridísimos hijos:
Os agradezco porque estáis hoy aquí y por la celebración de esta solemnidad que he deseado fuertemente. Deseo que este día 7 de Agosto de cada año sea para vosotros el inicio y el culmen de vuestro año litúrgico y de todas vuestras celebraciones.[1]
Todos los años en este día renovaré mi alianza con vosotros y vosotros conmigo. Me consagraréis la Tierra y todos sus sufrimientos, especialmente aquellos de mis hijos que me invocan, Yo haré descender potentemente mi Espíritu sobre vosotros y sobre toda mi Iglesia presente sobre la Tierra (La Iglesia de Jesucristo del Universo)[2]. La potencia de este memorial repercutirá sobre toda la Tierra y sobre todo mi pueblo presente en el Universo.
Inmediatamente después, el 15 de agosto de cada año celebraréis la solemnidad de María asunta en el Cielo, Madre y Reina de la nueva creación. La celebraréis con este titulo, porque María os ha abierto el camino para la nueva creación. Es la única criatura, después de mi Hijo, que ha pasado en cuerpo y alma la Gran Barrera del Cielo, cuando un día lo haréis todos vosotros cuando entréis en la nueva creación.
Así con la celebración del Padre y de la Madre daréis comienzo a vuestro año litúrgico y a vuestra misión por los meses que vendrán. Esto es muy importante, porque esta Iglesia[3] debe tener su propio año litúrgico, con sus fiestas y solemnidades y su propia doctrina. Sé que puedo contar con vosotros y por esto os agradezco.
Hijitos, como veis la Tierra está en dificultades, está en el sufrimiento más profundo y sumergida en la oscuridad. Yo sin embargo deseo sacudir la Tierra, hacerla temblar con mi amor. Yo no golpeo la Tierra con el mal, como muchos piensan, porque el mal no me pertenece, ni forma parte de mí ni lo será nunca. Yo toco la Creación con mi amor. Mi amor es luz y la luz es vida.[4] Frente a mi amor el Mal se rebela y se manifiesta. Pone en acción todos los medios que puede para contrastar mi amor y ofuscar mi luz.
Por eso no debéis sorprenderos: cuando vuestro camino más avanza hacia la Luz, tanto más la tinieblas se ponen en evidencia y manifiestan su odio hacia vosotros, hacia los verdaderos hijos de Dios. Vosotros no debéis temer porque mi amor os protege. Mi luz rechaza las tinieblas de cada uno de vosotros, de todo mi pueblo y del planeta entero. Esto sucede si hay un pueblo que se sacrifica, reza y se ofrece por medio de mi Hijo, en el poder del Espíritu Santo, a través del Corazón Inmaculado de María.
Se os ha pedido un camino hacia el perdón,[5] que es siempre una inmersión en mi Luz. Sin mi luz las tinieblas reinan sobre la Tierra, y bien lo veis. Sin embargo, frente a mi amor gran parte de la humanidad huye porque tiene miedo.[6] Teme ser juzgada y aparecer como es. Entonces se dirige a Satanás y a los demás ídolos que ella misma crea, con la esperanza de ser salvada sin demasiado esfuerzo. Pero no puede ser así. Solo mi amor puede salvar; no existe otro camino de salvación para vosotros. Mi amor se ha hecho carne en mi Hijo Jesús, que trabaja incesantemente a través del Espíritu Santo, presente de modo especial en el Corazón de María.
Vuestra batalla se hace más dura hijitos. Los poderes de las tinieblas no os soportan, Lucifer os odia con un odio violento. Buscarán enterraros en el fango, pero yo os daré las alas de la libertad para volar sobre todo el fango del mundo. Lo miraréis desde lo alto y lo superaréis.
No podéis esperar del mundo caricias y dulzuras porque os odia. Pero como lo habéis sentido mi Hijo ha vencido al mundo.[7] Su Sangre os recubre y os protege. El Sello de su Sangre está sobre vosotros y tiene el poder de rechazar el mal. Satanás ve el Sello, ve la Sangre de mi Hijo y sigue adelante.[8] Nadie podrá tocaros, pero seréis probados a fin de que se refuerce vuestra fidelidad. No os pido otra cosa que la fidelidad a mi amor, a mi vida, a la palabra de mi Hijo y a todo lo que habéis recibido en estos años. No temáis y no retrocedáis ante ninguna amenaza. Nada os puede herir puede herir porque Yo estoy en medio de vosotros como una roca eterna para protegeros y para defenderos.
Sois mi pequeño rebaño que he arrebatado a la muerte y al mal. Por eso no temáis al lobo por más que lo sintáis aullar. Pensad solamente en buscarme, por medio de mi Hijo, en el Espíritu Santo, a través del Corazón Inmaculado de María. Buscad solo mi amor. En el lobo pensaré Yo.
Os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.”
[1] El encuentro con Dios Padre es la fuente y la culminación de nuestra vida en Dios
[2] Muchas veces y distintas formas se nos ha recordado que la Iglesia fundada por Jesucristo es única en todo el Universo y que se está manifestando en su dinamicidad con el fin de preparar la venida gloriosa de Cristo. La Iglesia de Jesucristo del Universo tiene en sí misma el poder para superar las divisiones entre los cristianos de la Tierra y llevar a las humanidades de todos los planetas a formar parte del Cuerpo Místico de Cristo.
[3] Aquí como en todas nuestras publicaciones, con el término Iglesia entendemos referirnos a la “Iglesia de Jesucristo del Universo”, a la cual pertenecemos.
[4] cfr. Jn 1,4
[5] Se refiere al Mensaje de María Santísima del 2 de agosto de 2020 “Caminad hacia el perdón”.
[6] Ver “Más allá de la Gran Barrera”, cap.1 pag.26-31
[7] cfr. Jn 16,33
[8] Es 12,21-24