Queridos lectores: sobre el final de este año 2012 del que tanto os hemos hablado y testimoniado, llega este mensaje del Espíritu Santo que concluye su conversación con nosotros. Debemos atesorarlo para asimilar sus contenidos y comprender cuanto nos espera. Todos los mensajes de este año serán como de costumbre recogidos en un libro de próxima publicación. Mientras tanto os aconsejamos de nuevo la lectura del libro
“2012 La elección definitiva de la humanidad” del encuadramiento y las líneas para el camino del futuro. Nosotros continuaremos rezando y ofreciendo nuestra vida por vosotros y a comunicaros cuanto nos sea transmitido. Muchos núcleos se han formado hasta hoy y continuarán formándose. Es el nuevo pueblo de Dios que está creciendo y que os acompaña con la plegaria; lo mismo de lo que habla el Espíritu Santo.
Aprovechamos la ocasión para auguraros una santa navidad y un año nuevo e n el que podáis encaminaros hacia la creación nueva, en la luz de Dios, en su presencia y bajo la guía del Pastor Jesucristo.
Mensaje del Espíritu Santo del 12 de diciembre de 2012.
“Queridos hijos: el año 2012 está por concluir y también nuestra larga conversación. En este año os he hablado para prepararlos para los planes de Dios en estos tiempos. No os hable solamente a través de mensajes; mi acción se ha desarrollado sobre todo en vuestro espíritu donde mis impulsos os han plasmado e instruido. Más allá de lo que habéis podido comprender racionalmente, he trabajado en vosotros como en todos los hombres de buena voluntad. Mi acción fue silenciosa y potente; cuantos han estado abiertos a Dios y deseosos de ser instruidos han podido captarla.
Al término del 2012 deseo deciros, aún una vez más que os amo y os considero preciosos. Todos vosotros sois importantes en los planes de Dios, independientemente de lo penséis de vosotros mismos o de lo que los demás piensen de vosotros. Vuestra vida tiene valor por sí misma y es preciosa porque lleva la impronta indeleble del creador. Estoy contento de vuestros pasos en este año. A cuantos se sientan cansados y piensan que no han hecho nada bueno les digo que no se desanimen, que dejen de lado todo sentido de culpa, toda frustración, que se zambullan en la bondad de Dios que está siempre listo para devolveros confianza y nuevas energías.
Deseo presentaros un cuadro de la situación actual en la que se encuentra la humanidad de la Tierra y proyectar una mirada junto a vosotros sobre los que os espera. Se trata de indicaciones generales, porque no estaríais en condiciones de comprender en los detalles todo lo que sucede y sucederá; tan así de complejo es el mosaico que Dios está componiendo para salvar a la humanidad. Salvarla, ¿de qué?
Principalmente de sí misma, porque la humanidad de la Tierra, en su conjunto es ciega y testaruda; es ignorante de su destino y se deja conducir de aquí para allá por las voces
engañadoras de los falsos profetas y de falsos salvadores.
Para comprender mis palabras os recuerdo, sobre todo que la humanidad de la Tierra no está sola en el universo. Este es un punto firme y que no deberiais perder nunca de vista y del cual ya he hablado. Es fundamental para vosotros comprender que estáis ubicados en un escenario mucho más amplio de lo que veis y del que os es mostrado; y porque no estáis solos en el universo debéis comprender que no os salvaréis solos y que tenéis necesidad de la ayuda de otros hermanos del universo, fieles a Dios. Junto a ellos deberéis colaborar para ayudar a otros hermanos del universo que esperan el anuncio de la salvación.
La humanidad de la Tierra no conoce esta realidad sino de oídas, a causa de la desinformación de parte de vuestros gobernantes. Por eso Dios comenzará gradualmente a dar signos visibles e inequívocos de la presencia de otras humanidades del universo: no solo de aquellas fieles a El sino también de otras humanidades que son aliadas de Lucifer y que esperan obtener de él un amplio poder en el universo. No debéis temer por esto: ningún mal les sucederá a los verdaderos hijos de Dios: sin embargo gran parte de la humanidad entrará en la confusión y en el miedo por los dramáticos acontecimientos. Se multiplicarán los falsos profetas y los charlatanes, a los cuales se dirigirán los hombres alejados de Dios para obtener seguridad. Los poderosos de la Tierra estarán confundidos y no podrán esconder más esta realidad como lo hicieron hasta ahora.
Solo quien esté firme en Dios y unido a Jesucristo, Salvador, tendrá la luz para comprender estos acontecimientos y para ayudar a otros a comprender. De nada servirán ya los cargos importantes en la política o en la religión, ni haber estudiado teología o ser grandes científicos para comprender los signos de los tiempos que os esperan. Solo los humildes comprenderán, aquellos que el mundo desprecia pero que poseen una auténtica en Dios Trino y Uno. Ellos han creído aunque fueron perseguidos y burlados, han estado y están unidos a Cristo por medio del Corazón Inmaculado de María. A estos hijos les será concedido entender todas las cosas y experimentarán la verdadera comunión con los hermanos del universo fieles a Dios, de los cuales recibirán una fuerte ayuda en todo.
El bien y el mal emergerán siempre más sobre la Tierra y las acciones de los hombres serán mostradas tal cual son. Serán finalmente develados los pensamientos del corazón.(1) Esto sucederá porque Dios se manifestará siempre más en medio de su pueblo. Será un pueblo nuevo capaz de atestiguar la vida de Dios. Todo esto hará saltar fuera de sí a los hijos de las tinieblas que buscarán todos los modos para contrarrestar la acción de los cristianos pero no lo lograrán. La división entre los hijos de Dios y los hijos de las tinieblas será siempre más tajante, muro contra muro. En medio de estos dos bloques permanecerán aquellos que no han hecho ninguna elección en su vida, que han vivido superficialmente según los esquemas del mundo. Estos estarán atemorizados e dudosos sobre lo que hay que hacer. Entre estos hay hombres que se comportan así por ignorancia no por maldad: nadie les ha hablado de Dios de manera correcta. Si lo quieren y demuestran la buena voluntad de cambiar de vida serán recuperados y unidos al pueblo de Dios.
El pueblo de Dios será más fuerte y unido a los instrumentos extraordinarios de este tiempo, ángeles, Núcleo Central y hermanos fieles del universo. Esta comunión será un obstáculo insuperable para Lucifer y sus secuaces. Dios revelará poco a poco la existencia y la acción de los instrumentos extraordinarios que serán siempre más activos y potentes.
A todos le será requerida una fuerte decisión: Jesucristo deberá ser el centro de la vida de cada cristiano y cada uno será llamado a crecer siempre más en la fe, la esperanza y el amor. Nadie podrá proclamarse cristiano solo de palabras, porque la fe de cada uno será probada hasta resultar pura como el oro refinado al fuego. A la pureza de la fe deberá corresponder la pureza de la vida: el pueblo deberá ser inmaculado y listo para su Señor. Solo así podrá ser recapitulado en Cristo y acceder a la creación nueva.
Las cosas que os digo no son promesas vagas que se realizarán en un futuro incierto. La acción de Dios será más rápida de cuanto pensáis. No os dejéis engañar por lo que aparezca a vuestros ojos: Lucifer parece dominar sobre la Tierra, y la vida de la mayor parte de la humanidad discurre en la total indiferencia hacia Dios.
No obstante los muchos reclamos divinos a lo largo de la historia, sobre todo a través de las grandes apariciones marianas la Tierra finge no sentir. Los mismos cristianos se muestran fríos y desinteresados en la vida del espíritu. Sin embargo Dios está trabajando en la profundidad de los espíritus y en la creación entera.
Llegará el día en que la obra de Dios se manifestará en toda su potencia. Nadie podrá fingir nada y mirar para otro lado porque no quedarán más vías de escape.
Que no os parezca un discurso amenazador, al contrario, no tenéis nada que temer. La obra de Dios es su amor que sana y redime pero que exige la transformación de la vida, el abandono de todo egoísmo. Frente al amor de Dios el infierno tiembla y tiemblan cuantos no quieren aceptar este amor. Para quien en cambio desea dejarse amar y transformar por Dios está preparado un fruto de paz y de justicia.
Por esto os llamo una vez más a ofreceros a Dios. Sólo así podrá El transformar vuestra vida y elevar vuestros pensamientos haciéndoos capaces de estar al paso con los tiempos. La materia no dominará más sobre la Tierra ni en el universo sino que estará sujeta a las leyes del Espíritu. El hombre nuevo, destinado a la nueva creación, será un hombre espiritual, no material como lo es ahora sobre la Tierra. Este proceso de transformación está ya en acto y sufrirá una fuerte aceleración en este tiempo.
En los tiempos que os esperan la obra de Dios se manifestará plenamente porque la acción de Dios será una acción trinitaria. ¿Qué quiere decir esto? Para responderos debo dar un paso atrás y retornar al momento de la creación.
El Padre ha creado todas las cosas y de su seno brotó la vida. El ha deseado crear el universo y todas las formas de vida que hay en el; con un acto libre y sublime el Padre ha querido llamar a la existencia todo lo que es. Al hacer esto imprimió su vida en lo creado y en cada criatura según su originalidad.
El Padre creó por medio del Hijo, cuya palabra despierta la vida y la sostiene. El Hijo pone en acto todo lo que Padre piensa y desea, porque el Padre, y el Hijo son una sola cosa. El Hijo es el Verbo de Dios y su palabra actúa en la potencia del Espíritu Santo.
Como el Hijo pone en acto lo que el Padre desea, así yo, el Espíritu Santo pongo en acto lo que el Hijo desea según el pensamiento del Padre. Desciendo del Padre y del Hijo y a ellos retorno incesantemente para volver a descender aún y traer la vida a cada criatura, en el vórtice incesante de la Santísima Trinidad. (2)
Del seno del Padre nació la vida y salió perfecta y purísima de sus manos. El Padre ha cumplido perfectamente su obra de creación. Los ángeles y los hombres, las criaturas más sublimes, deberían haber vivido según las leyes divinas, obedientes a su creador. Una criatura sin embargo se rebeló al orden establecido por su Creador, en la loca convicción de ser más grande que Dios: Lucifer, ángel rebelde se corrompió y ha corrompido a muchos ángeles y a muchos hombres. Estos han elegido libremente oponerse a los planes de Dios y vivir una vida distinta de la pensada por Dios. Un pensamiento diverso y una vida diversa se infiltraron como parásitos en la perfección de lo creado. Todo esto es lo que llamáis pecado original. Dios lo permitió porque os ha creado libres. Os ha querido hijos, no esclavos. No todos los ángeles y no todos los hombres han pecado; muchos de ellos permanecieron fieles a Dios desde el origen y lo son hasta ahora, como tantas veces se os ha explicado.
Después del pecado original Dios habría podido castigar y también destruir a los rebeldes y liberar de su presencia la creación. ¿Quién se lo habría podido impedir? No fue así; porque Dios es amor. El amor no destruye nunca, el amor socorre y corrige a quien se equivocó. Por eso el Padre decidió salvar lo que había creado, aunque se rebelara. Entonces, una vez más, el deseo del Padre fue actualizado por Hijo, venido a la Tierra, muerto y resucitado para salvar a toda la humanidad rebelde. El Hijo ha cumplido perfectamente su obra de redención. El Hijo ha rescatado a la humanidad de la esclavitud del pecado. Mediante su sacrificio se adquiríó un pueblo que ha llamado a ser santo y a testimoniar la salvación a cada hombre.
Con Pentecostés se inicia mi obra de santificación del pueblo de Dios, según los deseos del Padre y del Hijo que son mis mismos deseos. Mi obra ha continuado incesantemente hasta hoy, para conducir al pueblo de Dios a elegir incondicionalmente a Jesucristo, y en Jesucristo, al Padre. Al final de este año, cuantos han elegido ofrecerse a si mismos a Dios y participar en su obra de recapitular en Cristo todas las cosas estarán preparados a partir para su misión y formarán un pueblo verdaderamente santo. Este pueblo abarcará a los hijos de Dios de todo el universo unidos entre ellos en un solo espíritu. A este pueblo inicial se unirán otros de todo el universo y se formará un solo rebaño unido en torno al único Pastor, Jesucristo. Dios se servirá de este pueblo para ejecutar sus proyectos de vida y para derrotar el reino de Lucifer, el reino de la muerte.
Al término de este año decisivo para la humanidad yo habré cumplido mi obra de santificación, así como el Padre cumplió la obra de la creación y el Hijo la de la redención. Comenzará una nueva obra de Dios: la obra de la Santísima Trinidad, la obra de la nueva creación. A través de esta obra Dios llevará la creación a su verdadera dimensión, donde el espíritu y la materia estarán en armonía entre ellos y donde cada hombre conocerá perfectamente a Dios y realizará los deseos de Dios. Ángeles y hombres fieles a Dios estarán nuevamente en comunión entre ellos como debía ser desde un principio y apoyarán a Dios en su trabajo a favor de toda la creación.
Será un proceso gradual y muy comprometido para el pueblo de Dios. Muchos eventos se irán sucediendo y le serán dados grandes signos a la humanidad. El enfrentamiento entre el pueblo de Dios y el pueblo de la tinieblas será siempre más abierto, hasta la manifestación del Anticristo que marcará la etapa final del camino hacia la nueva creación. A todos aquellos que desean formar parte del pueblo de Dios, no por interés sino por amor a Dios les serán dadas todas las gracias necesarias para dar los pasos justos. Los instrumentos extraordinarios de Dios y todo su pueblo estarán a disposición de cuantos deseen ser recapitulados en Cristo, para ayudar a todo hombre de buena voluntad.
¡Hijos amadísimos alegraos en el Señor! El realizará en vosotros, con vosotros, a través de vosotros sus promesas. Sí, todo está por cumplirse, porque todo está cumplido. El amor, las plegarias, las lágrimas, los sufrimientos y el martirio de tantos hijos de Dios sobre la Tierra y en muchas partes del universo han formado un gran tesoro en los cielos. De este tesoro, unido al amor y la omnipotencia de Dios Trino y Uno vosotros tendréis fuerza y amor, luz y sabiduría para ser protagonistas de tiempos maravillosos y tremendos que le esperan a la humanidad: maravillosos para quien ama a Dios, tremendos para quien los rechaza.
¡Todo está cumplido! Desde el próximo año se abre una nueva página de vuestra historia, de la historia del universo. Será una página escrita por la mano de Dios y por el amor de sus criaturas: ángeles y hombres, pequeños y grandes, vivos y difuntos. Todos serán llamados a edificar el Reino de Dios, que no conoce ocaso y que está preparado desde la eternidad para cuantos hayan lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero. (3)
Termina aquí mi coloquio con vosotros que duró todo el año. Atesorad las cosas que os han sido dichas y ponedlas en práctica y no temáis: no seréis dejados solos, estaréis guiados en todo. Desde el año próximo os hablarán muchos instrumentos de Dios: ángeles, santos, hermanos del universo fieles a Dios. Esto os ayudará a estar más en comunión con el Cuerpo Místico de Cristo y os dará fuerzas. Estaréis cuidados de manera especial por María Santísima y por San José, a los cuales os confío desde ahora.
Recibid mi poderosa bendición junto a todo el amor de la Santísima Trinidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
1- cfr Lc. 2,35
2- He hablado profundamente del Vórtice Trinitario en el libro “Más allá de la gran barrera” ed. Luces del Exodo 2008, en los capítulos 1 y 12.
3- Cfr.Ap. 7