Mensaje del Espíritu Santo del 15 de Mayo 2016-
Fiesta de Pentecostés
“Queridos hijos míos, pueblo mío:
Hoy deseo bendecirlos y envolverlos con mi luz, Que el fuego de mi amor se encienda sobre ustedes como se encendió en el primer Pentecostés sobre la Iglesia naciente. Si mi fuego es acogido en sus corazones, se hace luz y la luz ilumina toda tiniebla, se hace conocimiento de Dios auténtico y profundo.
Es mi tarea llevarlos a la verdad total según lo que el Padre desea y que el Hijo ha hecho posible con su sacrificio por ustedes. Es mi trabajo iluminarlos en lo profundo y desde lo alto: es incesante mi trabajo por llevarlos al conocimiento de aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida. Yo vivo por el Padre y por el Hijo y con ellos vivo por nuestro pueblo: nuestro, porque es el pueblo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.(1)
La acción ininterrumpida de la Santísima Trinidad en este tiempo lleva a la nueva creación y esta creación nueva nace a través de un pueblo nuevo. Por eso este es un gran día para ustedes. Es un día solemne porque hoy desciendo sobre ustedes con la misma potencia con la que descendí sobre la primera iglesia. Desciendo también en todo el universo sobre cada hijo de Dios, para hacer de cada hijo de Dios un templo viviente. Todos los hijos de Dios en el universo formarán juntos el pueblo nuevo.
Sepan que hoy comienza el Pentecostés cósmico: esto significa que de ahora en adelante habrá un solo pueblo de Dios en todo el universo. De ahora en más ya no serán un pequeño grupo de la humanidad de la Tierra, sino más bien el pueblo del universo que vive sobre la Tierra. En el pueblo de Dios existirán diversidad de experiencias, de culturas, de planetas, pero habrá un solo espíritu. Yo soy el que mantiene unido al pueblo, que une entre ellos a los hijos de Dios para hacer de ellos un pueblo nuevo.
Hoy desciendo sobre todos mis hijos en el universo. ¿Son concientes de lo que significa esto? ¿Saben que un pueblo nuevo es un pueblo distinto? Esto no quiere decir que ustedes son más grandes que los demás; por el contrario les pido que sean humildes y servidores de esta humanidad sufriente y pobre porque está privada de la libertad; servidores humildes de Aquel que es la Verdad, Jesucristo, y que llevan a todos los hermanos de la Tierra, la Verdad. Pueblo diverso significa que este pueblo será visto como distinto. Por eso serán perseguidos. Vale también para ustedes lo que fue dicho a los apóstoles y a los discípulos: “los echarán de las sinagogas” (2). Les dirán que son distintos y que forman parte de una secta; los llamarán fanáticos, herejes, etc. Ustedes sin embargo sabrán quiénes son: el pueblo de Dios. Este pueblo de Dios se reconocerá a si mismo estando cara a cara con Dios. Se reconocerán en Dios y no en lo que los demás dirán de ustedes.
No teman las persecuciones; ellas os empujan hacia adelante en el camino como empujaron fuera de Jerusalén a los apóstoles y discípulos atemorizados. Así se propagó la obra de la redención. Del mismo modo se difunde ahora la obra de la nueva creación: el inmenso pueblo de Dios se expandirá en todo el universo como la semilla de Dios. Estará unido porque una semilla no puede estar sola, de otra forma muere.
Los invito a vivir intensamente la comunión entre ustedes, como Jesús les enseñó. Es el amor recíproco, limpio y puro que hace de ustedes un pueblo nuevo (4). No precisan grandes discursos, no les hace falta más de cuanto ya se les dio. Ahora hace falta que lo vivan. Han recibido tanto a través del Evangelio, de las enseñanzas de la Iglesia en el transcurso de los siglos, las enseñanzas de los santos, el testimonio de los mártires. Han recibido también muchas revelaciones. Poseen entonces una doctrina sólida y no precisan otras doctrinas; ya tienen todo. Ahora hagan vivir en ustedes la chispa de la verdad, la llama de mi amor. Yo velaré sobre ustedes y los acompañaré donde estén. Adonde vayan llevarán la llama viva del amor de Dios (5)
Es importante que comprendan la gravedad de este tiempo: la Tierra atraviesa condiciones gravísimas y también la Iglesia que en gran medida ha perdido el camino de Pentecostés. Ustedes, sin embargo no estén en contra de la Iglesia sino sean una luz nueva y potente en la Iglesia de Dios. La Iglesia de Dios debe ser una sola, la que sirve a Cristo y honra al Padre, que está guiada por mí y vive para la gloria de la Santísima Trinidad y para el bien de todos los hombres de buena voluntad.
Les repito: no estén fuera de la Iglesia sino sean la Iglesia; no hay otra Iglesia que esta: un pueblo simple, humilde, que ama a Jesús y vive sus enseñanzas y según sus leyes, en la comunión fraterna y en la santidad de la vida a imagen de María Santísima, Madre de ustedes. Esta es la Iglesia; lo demás son estructuras que no les sirven ya y que no les servirán más.
Les repito que existe un solo pueblo nuevo en todo el universo y que no son más el pequeño resto de la Tierra sino más bien aquella parte del pueblo del universo que vive sobre la Tierra. No hay más diferencias entre ustedes y las humanidades fieles, entre ustedes y todos los que viven en el universo por su Señor Jesús. Son partes de un solo pueblo, el del universo, les guste o no.
Sean concientes de todo esto y de la responsabilidad que hoy les confío pero sean también concientes de la potencia de la gracia de que van a ser investidos ya sea ustedes que están aquí presentes como todos los que están unidos a ustedes en el espíritu.
Este poder descenderá a través de ustedes, sobre su familia, sobre sus pueblos. Descenderá sobre esta casa y sobre todas casas que este pueblo habitará. Dondequiera que haya un miembro del pueblo nuevo, ahí estará el pueblo del universo, se los prometo. De parte de ustedes espero fidelidad, transparencia, coraje, prontitud para anunciar en todas partes la verdad. La verdad es Jesucristo, no existe otra en todo el universo ni tampoco existirá otra (6).
Esta verdad hace temblar al infierno. Por eso el infierno temblará delante de ustedes, pero ustedes no tiemblen delante del infierno, no tienen ningún motivo. Quien camina junto a mí no teme a nada y ha vencido la muerte. Por eso ¡fuerza, pueblo mío! Ahora comienza para ustedes el tiempo de salir fuera de todos los “muros de Jerusalen” que les han construido en torno, de todos aquellos muros que los han oprimido y no han permitido que la belleza de Dios resplandezca en ustedes. Yo soy la belleza de Dios y quiero resplandecer en ustedes. Estaré siempre con ustedes. Estaré siempre en ustedes, delante de ustedes, sobre ustedes, para guiarlos, amarlos y protegerlos (7).
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.-
1-Jn 16, 12-19
2-Jn 16, 1-4
3- Hec 4,8
4- Jn.15, 1-11
5- Jn. 20, 21-23; Lc.24, 45-49
6- Jn. 8, 12; Jn.8, 31-32; Heb. 1, 1-3; Ap. 20, 7-10
7- Hec.1, 4-5