15 de abril 2017 – Vigilia pascual
Mensaje de Jesús
“Queridos hijos:
deseo pasar este momento aquí con vosotros, bendeciros, daros las gracias porque estáis esperando que mi luz vuelva otra vez a este mundo, y volverá. Hijos, yo pronto regresaré y quiero que estéis listos.
El mundo cree que yo soy un sepulcro pero ese sepulcro se abrirá y esta vez será para siempre. Nadie podrá aprisionar a mi pueblo en los muchos sepulcros construidos en esta Tierra y el el universo bajo.
Os esperan días grandiosos y también días difíciles, pero no tenéis que asustaros: el tiempo se acerca a la conclusión. No digo que esto pasará mañana pero el tiempo se acerca porque yo estoy a punto de volver al mundo a favor de todo el universo tal como ya he hecho una vez, pero esta vez lo haré para reunir a mi pueblo y llevarlo conmigo a mi Reino sin fin, al Reino donde la luz será eterna y no existirá la noche, en el que resplandecerá la vida en los hombres, en las criaturas.
Vosotros sois la primicia de la humanidad y yo os he elegido en este mundo y os he encomendado una tarea notable, la de mantener viva la memoria de mi venida. Tal como el pueblo de Israel tuvo que mantener viva la memoria de mi pirimera venida, vosotros debéis mantener viva la memoria de mi segunda venida, porque he prometido volver, y volveré. El mundo e incluso una buena parte de la Iglesia ha olvidado esta verdad pero yo regresaré y os invito a que seáis aquel pueblo que siempre mantiene las lámparas encendidas, con la cintura ceñida, el bastón en la mano, preparado para ir a anunciar mi vida que nace, que crece y que nunca morirá.
Os bendigo, esta noche impongo mis manos en cada uno de vosotros, en todo lo que lleváis dentro. Dejad todo lo que es viejo, dejadlo todo y entrad de una vez para siempre en la novedad de mi vida así como está dicho: caminad en una vida nueva. Yo estoy a vuestro lado, estoy a vuestro lado siempre, estoy dentro de vosotros, estoy a vuestra cabeza para que sigáis adelante. Cada uno de vosotros tiene un lugar propio en mi pueblo, cada uno tiene su servicio, cada uno tiene la plenitud porque yo os he llamado a esto. Haced resplandecer mis dones en vosotros y yo seré feliz cuando seáis felices. Mi Corazón se regocija cuando mis criaturas viven la plenitud.
Os bendigo junto a todo el Cuerpo Místico, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.