3 de agosto 2017
“Manifestad mi Gloria»
“Queridísimos hijos:
Deseo sobre todo deciros que os amo, porque esta afirmación es la clave de toda vuestra vida. Si Yo no os amase no estaríais aquí; sin mi amor ni siquiera existiríais. Os he creado por amor, no por interés, ni porque desease algo de vosotros. Os he creado por el inmenso amor que he puesto en vosotros y por mi gloria. Mi amor en vosotros es mi gloria y deseo que resplandezcáis siempre más en mi gloria.
Hijitos, mi paternidad se extiende a todo el universo y todo se debe someter a mi paternidad: el cielo la Tierra, todos los planetas y también el infierno. Mi paternidad es el poder que abrasa todo, que colma todas las cosas, trae a la existencia lo que no existe y mantiene la vida en aquello que ya es.
YO SOY EL QUE ES. SOY LA VIDA. La vida se origina en mí y vuelve a mí. Vuelve a mí en la eternidad, no para extinguirse y no existir más, sino para existir por siempre y resplandecer por encima de todo, aún por sobre la muerte.
Queridos hijos míos. Os agradezco porque me queréis honrar, no solo con los labios sino con el corazón. Mi Hijo os ha dicho que Yo busco adoradores en el espíritu y en la verdad.(2) Quisiera que todos vosotros fuerais mis verdaderos adoradores. Cuando me adoráis a mí adoráis la vida que vibra en todo el universo y os hacéis partícipes de esa misma vida incorruptible. De mi vida brota el amor que no hiere ni traiciona, no abandona nunca y vive por toda la eternidad.
¿Cuál es la manifestación más grande de mi amor? Lo sabéis bien: es mi Hijo Jesús. En El habéis visto mi amor que se hizo carne y murió por vosotros. El cuerpo crucificado de Jesús es el signo más grande de mi amor.
No os he castigado después del pecado original aun cuando podría haberlo hecho. Mandé a mi Hijo para que cargase sobre sí vuestro gran pecado y os ha liberado. En El os he liberado de toda inquietud, de todo sentimiento de culpa y de vuestros miedos. Si estáis unidos estrechamente a mi Hijo seréis libres de ese amor que el mundo os ofrece, un amor que corrompe y mata, seduce y engaña y que no es amor. El amor verdadero está solamente en Mí y Yo estoy en mi Hijo, y mi Hijo está en vosotros, en la potencia del Espíritu Santo que os regalo incesantemente en el nombre de Jesús.
Os he regalado una Madre perfecta e incorrupta, verdadera Hija, verdadera Esposa y verdadera Madre de Dios. Así querría que fuerais también vosotras hijas mías; verdaderas hijas, esposas y Madres. María es Madre perfecta porque acogió plenamente mi paternidad. También vosotros seréis verdaderos padres y madres si aceptáis plenamente mi paternidad que guarda en sí misma el germen de la vida; padres y madres que dan la vida al mundo porque manifiestan a AQUEL QUE ES LA VIDA.
Hijitos, la historia de la humanidad se dirige hacia su final. No os asustéis por esto. No penséis en una catástrofe, sino pensad sobre todo en la vida que va hacia su plenitud. Yo debo llevar a la perfección mi obra, debo hacerlo y lo haré. Lo haré aún otra vez por medio de mi Hijo Jesucristo, con la potencia Santo. Llevaré a cada uno de vosotros y a la humanidad a la plenitud. Hablo de esa humanidad que ha elegido mi amor. Hay sin embargo muchos hijos que rechazan mi amor y Yo no puedo hacer nada por ellos; no porque no tenga el poder sino porque respeto la libertad de cada uno. Yo no impongo mi amor, ni la salvación; no os impongo nada. Estoy aquí siempre y os espero a la puerta de mi casa pero ¿si vosotros no entráis qué otra cosa puedo hacer por vosotros?
Hoy pido a cada uno de vosotros y a todo este pueblo que amo y bendigo incesantemente que manifestéis mi gloria. Manifestad la gloria de hijos de Dios en el Hijo y en el Espíritu Santo; la gloria de hijos de Dios en la Santísima Trinidad. El mundo espera solamente esto, el resto no cuenta. Si hacéis esto llevaréis al mundo todo aquello de lo que tiene necesidad porque Yo soy EL TODO; pero si no lleváis mi amor que es glorioso, visible, omnipotente, ¿de qué sirven vuestras obras? Son obras entre tantas. Os pido que manifestéis al mundo mi gloria. Lo podréis hacer solo aceptando plenamente a Jesús, entregándole a El vuestra vida y poniéndoos a su disposición con todas vuestras fuerzas, con toda vuestra alma y con todos vuestros pensamientos. Así Jesús actuará en vosotros según mi voluntad y os regalará el Espíritu Santo.
¿os parece una cosa tan grande, hijos? Sin embargo es muy simple. Pensad en una flor que se abre al sol; no hace otra cosa que abrirse al sol y el sol lo hace todo: la hace crecer y abrirse. Así sucede con vosotros. Por eso colocad vuestras vidas en mis manos por medio de Jesús. Dadme todo y Yo os daré todo, todo lo que sirve para vuestra vida y para la vida del mundo, por medio vuestro.
Os mando al mundo, hijitos. Como Yo mandé a mi Hijo, así mi Hijo os manda a vosotros. Id y revelad a todos vuestros hermanos que hay un Padre en el cielo, un Padre que ama,salva y resucita porque es capaz de devolver la vida a quien ya no la tiene. Recordaos siempre que sois los portadores de la vida, por eso entregad vida, no vuestras palabras ni vuestras grandes obras, ni siquiera vuestras devociones. ¡Llevad la vida! Os la he dado en abundancia y ahora quiero que resplandezca en vosotros y a través de vosotros por toda la eternidad.
Estaré siempre a vuestro lado, os precederé, os seguiré. Como el sol estaré dentro de vosotros, resplandeceré para vosotros y vosotros resplandeceréis para mí. No tengáis nunca miedo, porque Yo seré siempre la mano que os sostiene en las tribulaciones y las penas de la vida. No os dejaré nunca porque soy el Padre que no abandona a sus hijos Y si os sentís débiles es justamente entonces cuando os amo más. Como un padre que no descuida a su niño frágil, sino que se inclina más para ayudarlo, así hago Yo con vosotros.
¡Tened fe, hijitos! Tened fe en mí y en mi Hijo, tened fe en el Espíritu Santo. Proclamad al mundo el poder de la Santísima Trinidad.
Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
(1) El pueblo de la Fundación ha decidido celebrar cada año el día 7 de agosto, la solemnidad de Dios Padre. En este día 3 de agosto fue anticipada la celebración para permitir la participación del Pueblo, reunido en retiro en la Casa Santuario de Ghedi.
(2) Cf. Jn 4- 23,24