2-10-2018
MENSAJE de SAN MIGUEL ARCÁNGEL DEL 29-9-2018
Queridos hermanos y hermanas:
Os agradezco, primero de todo, por el camino que hemos hecho juntos en estos años. Nosotros, los siete Arcángeles, hemos sido una gracia para vosotros, así como vosotros lo habéis sido para nosotros. En el pueblo de Dios no hay diferencias. Hay diversidad de servicios, de estructuras- yo soy un espíritu puro, vosotros estáis hecho también de carne- pero no existen las jerarquías ni las preferencias a los ojos de Dios. En estos años, vosotros y nosotros hemos sido una sola cosa delante de Dios; por esto os agradezco.
Deseo deciros que viene para vosotros el tiempo en que las palabras serán cada vez menos, pero serán cada vez mayores los pasos y las obras que este pueblo realizará. Hablo de este pueblo sobre la Tierra pero me refiero también a todo el pueblo del universo, a la Iglesia de Jesucristo que en este tiempo debe hacer un salto cualitativo muy grande. Dios ha previsto un fuerte crecimiento de su Iglesia, en este tiempo, para contrarrestar todo lo que Lucifer está haciendo en el universo, en particular a través del Anticristo, el Falso Profeta y la Confederación de la luz. La Iglesia de Jesucristo debe estar bien por encima del pueblo de las tinieblas. Esto vale sobre todo para la Tierra, que será el escenario de la última gran batalla entre los espíritus.
Estáis inmersos en un escenario verdaderamente apocalíptico. Esto no os debe asustar porque no estáis solos: toda la Iglesia de Jesucristo en el universo mira a la Tierra y viene en socorro del pueblo de la Tierra.
El pueblo de la Tierra debe hacer un salto hacia adelante. Debe manifestar la potencia de Dios, no solamente con palabras sino con la vida, con los hechos y también con los signos y prodigios que el Señor hará en medio de vosotros. Así como lo hizo en los comienzos de la Iglesia sobre la Tierra, así lo hará con vosotros. Por eso no os asombréis de lo que os sucederá, porque los signos, los milagros, las curaciones, no están reservadas solo a los santos sino que son el pan cotidiano del pueblo de Dios, porque Dios opera en medio de su pueblo de modo ordinario y extraordinario. Con esto no entiendo deciros que debéis perseguir los signos extraordinarios, sino que debéis acoger todo lo que el Señor os dará, también las pruebas, que no os faltarán. Sin embargo, todas las pruebas serán solamente pasos adelante: todo aquello que Dios permitirá en este tiempo será para vuestro crecimiento y para el crecimiento de toda la Iglesia de Jesucristo en el universo.
Os pido que os pongáis en atenta escucha de las gracias que Dios os dará, una gracia poderosa para el crecimiento de su Iglesia. Poned a disposición de Dios vuestro espíritu, el alma y también para todo aquello que el Señor querrá cumplir en medio de vosotros.
No tendréis tantos mensajes ni tantas palabras como sucedió hasta ahora, porque ya lo tenéis todo. Todo lo que se os dirá de ahora en adelante será una profundización, una ayuda cuando Dios lo vea necesario. Si nosotros los Arcángeles os hablásemos después, no permitiríamos vuestro crecimiento. Ahora debéis escavar en el tesoro de vuestro corazón y poner en práctica lo que habéis recibido; cada uno ahí donde se encuentra, donde el Señor lo llama; así lo que haréis repercutirá sobre toda la Iglesia del Universo y viceversa.
En comunión con todos los Arcángeles y ángeles, con los instrumentos extraordinarios y en nombre de todo el pueblo de Dios, os bendigo y os protejo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.