MENSAJE DE JESUS
a Stefania Caterina.
Mis queridos hijos:
Os saludo y os bendigo. Hoy deseo deciros que vuestra preparación está concluida. Esto no significa que no se os dirá más nada: tendréis siempre todo aquello que os sea útil. Digo que ahora es necesario que viváis interiormente todo lo que habéis recibido para transmitirlo a otros. Espero los frutos de este pueblo porque esta viña ha sido muy trabajada y ahora espero los frutos. Los frutos son siempre la vida dentro de vosotros. Comunicar la vida es la única evangelización que deseo.
Yo no he mandado a los Apóstoles a hacer grandes discursos; nunca les he pedido que escribieran documentos, que organizaran concilios, que nombraran obispos, etc. A mis Apóstoles de todos los tiempos les he pedido siempre que llevaran la vida de Dios, la vida de la Santísima Trinidad visible en mí, que en mí se hizo carne, que subió a la Cruz por vosotros y que resucitó.
Hijitos, el mundo no tiene necesidad de más palabras; ya hay demasiadas, y muchas son falsas. El mundo tiene necesidad de personas que vivan, se transformen y generen. Vosotros sois hijos de la resurrección y la resurrección de una vida es el más grande testimonio. Yo os rescaté de vuestros abismos, os he arrancado de vuestra miseria. Ahora espero de vosotros que proclaméis que sois hijos de la resurrección; que concretamente quiere decir manifestar una vida resucitada.
Si resultáis como los demás y os niveláis con el modo de pensar del mundo, no habréis hecho gran cosa y os arriesgáis a salir predicadores. El mundo piensa que los evangelizadores son predicadores. ¡nada que se le parezca! Quien vive verdaderamente habla poco y quien habla demasiado quiere decir que no vive. Quien de veras conoce la verdad la manifiesta con la vida. Esta es la experiencia de los santos. Pasan en silencio y transforman los lugares en que viven. No digo que no debáis hablar, pero que vuestras palabras no sean vacías. Son vacías las palabras de quien no vive.
El año que les espera es muy intenso, porque todo aquello que ha sido sembrado sobre la Tierra y en el universo comenzará a dar su fruto. Mi pueblo será cada vez más visible en el universo y también aquí sobre la Tierra. Este pueblo debe emerger. No hablo solo de vosotros, porque el pueblo de la Tierra es bastante numeroso, a pesar de todo. Mi pueblo debe emerger como única realidad de Dios.
No os asustéis si os persiguen, si os dicen que no me pertenecéis, o que sois una secta. El mundo odia lo que no es suyo, odia la verdad. Hay mucho odio también en aquella parte de la Iglesia que pertenece al mundo y no a mí. La Iglesia que pertenece al mundo no es la Iglesia. La Iglesia que piensa como el mundo os odiará como me ha odiado a mí. Vosotros no respondáis a las acusaciones, no ataquéis a nadie, no litiguéis con ninguno. Mostrad a todos el camino de la verdad, viviendo con simplicidad, amando, perdonando, sirviendo al prójimo, testimoniando solo con palabras buenas, simples y correctas. Vuestros rostros deben ser puros, vuestras palabras llenas de espíritu. Yo os daré el Espíritu para que vuestras palabras estén colmadas de gracia.
Dejad el resto a los demás. Dejad al mundo con sus discursos, sus ambiciones y su poder. Sed un pueblo simple, humilde, puro. Sed a imagen de mi Madre que vivió así en el mundo: silenciosa y poderosa, porque estaba colmada de la vida de la Santísima Trinidad.
Os agradezco por todo el camino que habéis hecho por Mí, haremos todavía mucho juntos. Manteneos unidos a Mí y a todos los instrumentos que os enviaré. Manteneos unidos entre vosotros, porque la comunión será vuestra fuerza y vuestra protección. Si os traicionáis unos a otros no podréis tener parte en mi vida. Si os dividís acabaréis divididos como el resto del mundo.
Hijitos, los tiempos se vuelven graves, muy graves para esta humanidad. Ya no es tiempo de divertirse. Vuestro si debe ser si; vuestro no debe ser no, en todos los niveles de vuestra vida. ¡Echad fuera el mal! Aún la más mínima sombra puede resultar tiniebla. Estad atentos. El SI que habéis dicho debe ser Sí. Entonces os utilizaré y os enviaré.
Descienda sobre todos vosotros hoy mi bendición y el perdón de todos vuestros pecados. Descienda mi Espíritu sobre vosotros para que vayáis y llevéis fruto como yo he mandado. Y como deseo de vosotros. (1)
Os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
1 )Cfr. Jn. XV, 16 20 diciembre 2018