Os proponemos el mensaje del Espíritu Santo recibido para Pentecostés. El nos prepara muy bien a la solemnidad de la Santísima Trinidad y nos empeña a vivir nuestra vida con las TRES DIVINAS PERSONAS sin esfuerzos humanos e intelectuales. Dios Uno y Trino se manifestará en nosotros y a través de nosotros si ponemos en práctica lo que el Espíritu Santo nos indica. Todo esto nos mueve desde adentro hacia nuestra verdadera misión evangelizadora.
Os agradecemos por vuestra fidelidad y os bendecimos.
Tomislav Vlasic y Stefania Caterina.
MENSAJE DEL ESPIRITU SANTO: EL TIEMPO DE LAS BIENAVENTURANZAS
Os bendigo potentemente en esta Vigilia. Vengo a anunciaros un tiempo nuevo para mi pueblo de todo el universo. El tiempo en que deseo que todos los dones que he derramado sobre mi pueblo en cada época y en cada lugar del universo broten, triunfen y manifiesten la potencia de Dios en medio de vosotros y a través de vosotros.
Los dones de que hablo no son los carismas que tienen diversas personas. Hablo de mis siete dones, que no han surgido todavía plenamente en los cristianos de la Tierra. Esto ha sucedido por diversas razones, sobre todo por las ambiciones de los hombres y por el deseo de apoderarse de estos dones. Mis dones solo brotan en la humildad; se os conceden solo cuando cesáis de buscarlos por vosotros mismos y los pedís por la gloria de Dios. Deseo que esta gloria se manifieste en mi pueblo.
¿Qué debéis hacer? Debéis vivir plenamente las enseñanzas que os han sido entregadas: las enseñanzas de Jesús, a través del Evangelio y aquellas recibidas a través de las revelaciones de estos años, las cuales actualizan la enseñanza de Cristo y las hacen más comprensibles a los hombres de este tiempo.
El contenido del Evangelio unido a las revelaciones que habéis recibido forman una teología elevada y una doctrina poderosa, mediante las cuales podéis ayudar a los demás. Podéis comprender mejor la naturaleza humana y aliviar la vida de cada persona de tantos impedimentos y sufrimientos. Yo os recuerdo continuamente estas enseñanzas: si estáis abiertos y os aplicáis con constancia a leer y meditar las enseñanzas de Cristo yo os recuerdo la palabra justa en el momento justo. Así podéis superar las dificultades a través de la palabra de Dios que sana y fortalece. Como está escrito, la palabra de Dios penetra hasta el punto de división entre el alma y el espíritu, (3) para su superar esa división y unir perfectamente entre ellos el alma y el espíritu.
Os pido de hacer vivir en vosotros la enseñanza recibida. Recordad que en la enseñanza de Jesús está guardado su pensamiento. Jesús ha manifestado su pensamiento divino en medio de los hombres: podéis encontrar este pensamiento en las Sagradas Escrituras y en las revelaciones que os fueron dadas. Unas y otras no están separadas sino que forman un todo.
Si hacéis esto mis dones brotarán en vosotros. Os harán un pueblo fuerte que caminará en medio de esta humanidad, afligida por tantos tormentos e inmersa en la mayor confusión y en las tinieblas. Vosotros pasareis llevando la luz, predicando, enseñando, curando. Sanaréis la vida de los hombres, porque Jesucristo es el Señor y el Salvador de la vida humana, Aquel que ha salvado vuestro ser íntegro.
Os invito a ser verdaderos testigo de la enseñanza, del pensamiento y del poder de Jesucristo, que Yo os vengo a recordaros incesantemente. El culmen de la enseñanza de Cristo está contenido en las Bienaventuranzas.(4) El pueblo de Dios nunca las ha comprendido en profundidad, y sin embargo en ellas se guarda toda la potencia de Dios y de su pueblo. Os pido que viváis las Bienaventuranzas para que este sea el tiempo de las Bienaventuranzas para todo mi pueblo.
No tengo necesidad de grandes doctores y teólogos , ni de refinados sabios, tengo necesidad de hombres y mujeres que comprendan, vivan y pongan en práctica la gran enseñanza de Jesucristo. Yo estaré siempre junto a vosotros para recordaros en todo momento la palabra que os ha sido entregada. Es la palabra de Cristo, del Padre y también la mía. En ella está contenida toda la potencia de la Santísima Trinidad.(5)
Hijitos, las Sagradas Escrituras a lo largo de los siglos han estado, por así decirlo, presas de rehén de los falsos sabios.(6) Ellos utilizaron la palabra de Dios no para hacer crecer la humanidad sino para someterla, juzgarla y condenarla. No es esto lo que yo quiero. Mi palabra desciende para curar la humanidad y sanarla, desciende para separar luz delas tinieblas, pero siempre en el amor, porque mi regalo más grande es el amor: el amor de Cristo que yo infundo, alimento e imprimo en vosotros con mi fuego.
Se os ha dado como tarea bautizar en el Espíritu Santo y en el fuego. (7) El fuego de que hablo es el fuego purificador. Pasa siempre a través del sacrificio de Cristo y purifica la humanidad hasta sus raíces. Este es el sentido del bautismo que estáis llamados impartir, también a las almas del Purgatorio que todavía no lo han recibido. Es la más grande purificación porque a través de este bautismo sumergís las almas en el Sacrificio de Cristo. Os pido que continuéis bautizando con amor y por amor, porque es la ayuda más grande que podéis hacer a tantas almas.
Os lo repito : aplicaos a comprender y a vivir todo aquello que habéis recibido. Sed verdaderamente sabios de acuerdo a esa Sabiduría que no es humana sino divina. Yo soy el portador de la vida y de la sabiduría divina. Soy aquel que os guía a la verdad total, porque os recuerda constantemente la enseñanza de Aquel que es la Verdad.(8)
Os pido que viváis junto a mí el tiempo de las bienaventuranzas, para resultar un pueblo que sabe ser humilde, pobre en el espíritu, puro de corazón, trabajador de la paz, capaz de llevar vida. Pido sobre todo a los sacerdotes de este pueblo que sean sacerdotes de las bienaventuranzas. Dejad de lado todo conflicto y todo problema. No os toca a vosotros resolver los grandes problemas de la humanidad porque no podéis. Solo Dios puede hacerlo. A vosotros os corresponde seguir a Jesucristo y revelar su amor entre vosotros y a través de vosotros para que la humanidad crea que Dios os ha mandado (9). Este es el más grande regalo que podéis hacer a los demás, porque Jesucristo es el más grande regalo que Dios ha hecho a la humanidad.
Os bendigo y os mando a vuestra misión. Estoy a vuestro lado en cada momento. Estad atentos interiormente a mi enseñanza y me encontraréis junto a vosotros y dentro de vosotros. En cada momento y en cada situación os daré la palabra justa para superar cualquier dificultad y entregar a cuantos lo desean la verdadera ayuda y el verdadero amor. Tendréis las palabras justas y cumpliréis las acciones justas para ayudar a los pobres de Dios.
Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
1-Los siete dones del Espíritu Santo son: Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad, Temor de Dios.
2- Jn.14-2 / 3-Jn.4-12/ 4-Mt.5- 1 12/ Lc.6- 20-23
5-Jn.20- 19-22/ 6-Mt.23-2/ 23-15 7-cfr.Mas allá de la Gran Barrera cap. 9
8-Jn. 16-13-/ 9-Jn. 13-34-35