Mensaje de la Santísima Virgen María, 24 de junio de 2019, Natividad de san Juan Bautista y vigilia del aniversario de las apariciones de la Virgen en Medjugorje.
Queridísimos hijos:
Con gran alegría os anuncio que hoy se cumple una parte muy importante de mi plan, aquel que Yo quiero traer a Medjugorje. Un plan que se inserta plenamente en el programa de recapitular en Cristo al universo entero.
Por esto el Señor me ha enviado a Medjugorje: para que yo formara un pueblo nuevo que a través de mi Corazón estuviera unido en todo el universo. A través de la parroquia y de la Iglesia oficial de la Tierra quería formar una Iglesia renovada y poderosa unida al pueblo ya presente en el universo. No ha sucedido así, como bien lo sabéis.
Las humanidades fieles han esperado por mucho tiempo las decisiones de la Iglesia oficial de la Tierra. También mi Corazón ha sufrido mucho en la espera de un sí que no ha llegado nunca. La Iglesia oficial de la Tierra habría debido, simplemente, reconocer mis apariciones en Medjugorje y seguir dócilmente mis enseñanzas. Así, en breve tiempo, se habría unido a todas las humanidades fieles del universo y de ahí habría nacido una Iglesia muy fuerte, capaz de llevar el anuncio de la salvación a todo el universo.
No ha sucedido así, pero vosotros sabéis bien que el Señor Omnipotente no cambia nunca sus propósitos. Puede cambiar instrumentos y medios pero no cambia sus fines que son eternos, inescrutables e imparables. Por eso hoy a través de vosotros se cumple este plan : sobre la Tierra vive un pueblo que cree en la presencia de otros hermanos en el universo, con los cuales desea vivir unido, para formar la verdadera y poderosa Iglesia de Jesucristo, la única en condiciones de contrarrestar las fuerzas del mal.
Hijitos, la Iglesia de Jesucristo del universo debe tener las características de mi Corazón: deber ser Madre. Mi primera misión es la de ser Madre de Dios, Madre de los hijos de Dios y Madre de la Iglesia de mi Hijo. Por eso esta Iglesia es Madre, porque engendra continuamente hijos de Dios, los genera a la vida. Mi Corazón Inmaculado revierte su pureza sobre el pueblo de Dios, que por esto debe ser inmaculado. La Iglesia de Jesucristo es entonces, madre y es inmaculada. Es una Iglesia misionera que anuncia incesantemente y potentemente el Reino de Dios.
Hijitos, no os dejéis engañar por la cosas que oís incluso de boca de grandes representantes de la Iglesia oficial; os hablan de iglesia en salida, de iglesia hospital de campaña. No se trata de esto. La misión de la Iglesia es engendrar continuamente hijos de Dios a la Vida de la Santísima Trinidad. Esto los hace íntegros, libres, capaces de elegir el bien y de rechazar el mal, de encontrar a cada hijo de Dios para regalarle Vida.
Ahora es el tiempo en que esta Iglesia unida a la que está en el universo lleve el anuncio con su vida: con la propia doctrina, la propia liturgia y los propios sacramentos, con todo aquello que ha recibido en estos años. Todo esto forma un depósito verdaderamente grande de fe, de esperanza y de amor.
No os digo que no tendréis contrariedades, porque el odio de Lucifer contra la Iglesia de Jesucristo del universo es grande. Pero el amor de Dios por vosotros es más grande, y también mi amor por vosotros es más grande y estoy contenta por todo aquello que habéis hecho en estos años.
Vuestras casas serán verdaderamente santuario. Atraerán a la humanidad de buena voluntad que podrá ver otra iglesia, podrá ver aquello que todavía no ha visto nunca sobre la Tierra. Yo deseo que esta Iglesia sea pobre, no rica de mucho dinero y de medios sino rica y poderosa en la fe, en la esperanza, en el amor, en la doctrina y en los milagros, en todo aquello que Dios os permitirá cumplir, porque el tiempo apremia, hijos míos. Dios debe actuar para salvar la Tierra de aquella parte de la humanidad que quiere destruirlo todo y a todos.
Ahora daos coraje, yo estoy cerca y os acompaño en todos los caminos que elijáis. Sabed que el Señor siempre os hará elegir el camino justo para que seáis su iglesia, sus hijos amados, y Dios no os abandonará nunca y yo tampoco.
Os bendigo junto a san José a todos vosotros y a esta Iglesia que a través de vosotros será fundada sobre la Tierra. Recordadlo bien que sois aquellos sobre los cuales Dios está fundando esta Iglesia, perfectamente unida a san Pedro, los Apóstoles y a todos los instrumentos de Dios. Hoy, sobre esta Tierra vosotros sois aquellos sobre quienes Dios está fundando la Iglesia de Jesucristo del Universo. Sed concientes de la grandeza y de la responsabilidad, pero estad contentos porque Dios os ha elegido. Cuando Dios elige, elige para siempre y para llenaros de su amor.
Os bendigo, bendigo a toda la fundación, a vuestras casas, a vuestros pueblos que se han reunido en torno a vosotros. Bendigo vuestras intenciones y todos los caminos que junto a mí recorreréis, en el nombre del PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO.”