8 diciembre de 2019- FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCION
Mensaje del Espíritu Santo
Queridísimos hijos:
Os agradezco porque habéis decidido consagrarme la vida, individualmente y como pueblo.(1)
Yo desciendo sobre cada uno de vosotros y sobre todo el pueblo. Desde dentro y de lo alto trabajo en cada uno de vosotros. Mi tarea es santificaros porque soy el SANTIFICADOR. Aquel que vuelve sagrada vuestra vida; la purifica, la eleva, la entrega al Padre por medio del Hijo, y al Hijo para que se la entregue al Padre. Yo mantengo vivo en vosotros el amor, la inteligencia y la fuerza que son las prerrogativas de vuestro espíritu. Mantengo viva la imagen y la semejanza de Dios en cada uno y en todo el pueblo. También el pueblo posee amor, inteligencia y fuerza que brotan de la plegaria, la acción y de las elecciones de todos vosotros.. Día tras día el camino de cada uno hace más firme el camino del pueblo. La resurrección de uno es la resurrección de todos, la transformación de uno es la transformación de todos.
Hoy desciendo potentemente sobre vosotros para consagraros a la acción y a la obra de Dios. Desciendo a través vuestro sobre esta Tierra para purificarla del mal. A través de este pequeño resto y de cuantos están unidos a vosotros, que son muchos más de cuantos podéis imaginar, en comunión con toda la Iglesia de Jesucristo del Universo cumplo sobre la Tierra la obra de la Santísima Trinidad. Sobrepaso vuestros límites e inseguridades y hago de todos vosotros una “obra cumplida”, más allá de vuestras deficiencias. Me bastan vuestro Sí y vuestra fidelidad, la decisión de seguir adelante sin miedos y sin compromisos.
A través de vosotros vengo sobre la Tierra a recobrar lo que me pertenece. Recupero lo que Satanás ha robado: los hijos de Dios dispersos en la confusión del mundo, aquellos que aman a Dios, el verdadero Dios, aún sin conocerlo, y viven como justos, cuantos no siguen las leyes del mundo sino las leyes de Dios grabadas en ellos desde la concepción; cuantos han aceptado el sacrificio de encarnarse en pueblos paganos, en diversas religiones, con grandes sufrimientos y sacrificios. Os lo repito: vengo a recuperar lo que me pertenece. Arrancaré de las manos del enemigo a todos aquellos que desean la libertad. Solo en Dios está la verdad, en el Dios verdadero que es la Trinidad Santísima.
Vuelvo a traer con potencia sobre la Tierra el amor del Padre, las enseñanzas de Jesucristo y mi voluntad. Mi voluntad se traduce en una acción dinámica y potente, que se desenvuelve a través de pueblo, porque Dios actúa siempre y solo a través del Pueblo.
Sed concientes de todo esto porque yo deseo servirme todos vosotros para alcanzar al último de la Tierra que tenga buena voluntad. Vosotros seréis mis ojos, mis manos, mis pies que recorrerán incesantemente esta Tierra. No importa dónde estéis, porque vuestro espíritu no tiene confines; inmersos en Mí sois hombres y mujeres sin espacio, sin tiempo, porque entráis en dimensiones distintas, ahí donde el enemigo no puede ya alcanzaros y donde todo es armonía, paz y bondad.
Deseo hacer de vosotros un pueblo santo, precioso a los ojos de Dios. Tengo el poder de hacerlo y lo haré, pero necesito vuestra fidelidad, vuestro Sí del día a día. No os pido otra cosa. Dejadme a Mí las fatigas, los problemas, las enfermedades, las inseguridades. Yo os puedo curar y regalaros la resurrección de Cristo. Dadme vuestro Sí sincero y total; el resto lo haré Yo. Ayudadme a recuperar lo que es mío.
Aquello que el Señor Jesús sembró sobre la Tierra no se perderá. Este planeta resplandecerá con la potencia de Dios, aún cuando muchos no lo verán y continuarán siendo atraídos por la luz engañadora de Lucifer. Los auténticos hijos de Dios verán la verdadera Luz. Vivid entonces, y comportaos como hijos de la luz(2), para que vuestros santuarios, vuestras casas y vuestra misma vida resulten un templo santo en el que habita la Presencia de Dios.
Yo estoy von vosotros, hijitos, os protejo de todo mal y os llevo conmigo en mi acción incesante de amor y de luz. Os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
- En la celebración Eucarística de ayer el pueblo se consagró solemnemente al Espíritu Santo.
- Ef 5, 8-9; Ts 5,5; 1ª.Jn 1, 7