Queridos hermanos y hermanas:
Os proponemos el mensaje del Apóstol San Pedro en el cual se nos indica el fundamento de nuestra vida y de nuestro testimonio en este tiempo.
Como lo habréis seguramente notado, últimamente los mensajes se suceden a un ritmo sostenido y provienen de diversos instrumentos, además del Señor mismo. No os sorprendáis por esto. Estamos en los tiempos en los que Dios involucra a la Iglesia de todo el Universo en favor de la Tierra para manifestar su acción a la humanidad.
Además, como miembro del Núcleo Central, estamos a su vez involucrados en la acción de los instrumentos extraordinarios y de la Iglesia toda, con quienes vivimos una comunión viva y actuamos al unísono. Con nuestro testimonio deseamos haceros parte de todo lo que nos es mostrado y explicado detalladamente en este tiempo, con acentos quizá del todo nuevo y particulares. Tampoco de esto os maravilléis. Los tiempos son fuertes y nos empujan hacia la novedad y a la venida gloriosa de Cristo.
Esperamos que todo esto os ayude a responder plenamente a aquello que nuestra fe cristiana nos enseña a vivir. Os saludamos con afecto fraterno y os bendecimos
Stefania Caterina y Tomislav Vlasic.
MENSAJE DEL APÓSTOL SAN PEDRO
Queridos hijos, os bendigo. Todos sois mis hijos, además de amadísimos hermanos. Deseo explicaros algunas cosas importantes para vosotros.
Como sabéis, la predicación de nosotros los Apóstoles era el testimonio de aquello que habíamos vivido. (1) Proclamábamos que Jesucristo, Hijo de Dios, verdadero Dios y verdadero Hombre, se había encarnado sobre la Tierra, había muerto, resucitado y ascendió a los Cielos. Este era el eje de nuestra predicación. (2)
Debíamos confrontar con la mentalidad judaica de tiempo, con nuestra religión que rechazaba la Santísima Trinidad. Consideraba a Jesús un blasfemo porque se había proclamado Hijo de Dios.(3) Para nosotros era fundamental poner a la luz la relación entre el Antiguo Testamento y el Evangelio, entre la Antigua y la Nueva Alianza. Jesús representaba, efectivamente, el cumplimiento de todas las promesas de los Profetas al pueblo de Israel, el culmen del camino de nuestro pueblo. Del pueblo de la Antigua Alianza debía nacer el pueblo de la Nueva Alianza, un pueblo nuevo y redimido, generado del Sacrificio de la Cruz. (4)
Éramos muy conscientes que afirmábamos algo muy extraordinario, una novedad que sacudía la mentalidad de nuestros connacionales y de los paganos con quienes estábamos en contacto. Anunciar que Dios había descendido a la Tierra y se había encarnado no era del todo nuevo: otras religiones paganas aceptaban el descenso y la encarnación de algunos de dioses entre los hombres. Pero afirmar que el Hijo de Dios hubiera descendido a la Tierra, muerto en la cruz por nuestros pecados, que hubiera resucitado y subido al Cielo era una cosa inaudita.
Nuestro anuncio no se limitaba a esto. Sabíamos que Jesús volvería a la Tierra, y por eso proclamábamos su segunda venida. Para nosotros los Apóstoles el retorno de Jesús era un hecho inminente. (5) y lo hubiera sido si la Iglesia hubiese respondido plenamente y si la humanidad se hubiese convertido, lo que no sucedía.
Casi todos piensan que la primera Iglesia era una comunidad perfectamente unida y solidaria. Pero esta imagen idílica no corresponde a la verdad. Había muchos santos entre nosotros, esto es cierto, pero en nuestras comunidades cristianas comenzaban a manifestarse las primeras grietas, porque el demonio ya había comenzado su obra demoledora. Muchos se adherían y entraban a formar parte de la Iglesia, pero no todos eran sinceros, especialmente los más eruditos. Estos buscaban sobre todo puestos de honor en medio de personas simples y poco instruidas, como eran los primeros cristianos. Confundían a los simples con su falsa sabiduría y con la imposición de tradiciones ya superadas.(6)
El pueblo de Israel, al que predicábamos, destinatario de tantas promesas de Dios, no aceptaba ni a Jesucristo ni nuestros testimonios. Los jefes religiosos y políticos sublevaban el pueblo en contra de nosotros, a pesar de los milagros y de los signos que los acompañaban, del mismo modo en que lo habían hecho con Jesús. Los Romanos y los paganos en general nos consideraban revolucionarios peligrosos o soñadores sin futuro.
Porque anunciábamos el retorno inminente del Señor, y esto no sucedía, éramos considerados como visionarios y fanáticos por nuestros enemigos, muchos de los cuales se habían infiltrado ya en nuestras comunidades. Así, poco a poco, cayó el silencio sobre el retorno de Cristo. Se quedó como un hecho marginal, colocado en un futuro indefinido, un evento que pocos esperan y del cual los predicadores de hoy raramente hablan. Incluso, cualquiera de vosotros que anuncie el retorno del Señor es considerado un catastrofista, un milenarista y otras cosas por el estilo.
El retorno glorioso de Cristo, sin embargo, no es una fábula y no es tampoco un hecho tan lejano.(7). Estáis viviendo en la fase histórica que precede la venida del Señor Jesús, Os encontráis en los últimos tiempos. Estáis inmersos en una dinámica fortísima que abarca el universo entero porque toda la creación se está moviendo preparando el retorno de Jesús.
Por eso ahora, no es suficiente con afirmar que Jesucristo se ha encarnado, murió y resucitó. Esto no es ya una novedad absoluta; bien o mal, los principios fundamentales del cristianismo son conocidos por una gran parte de la humanidad de la Tierra. Hoy estáis llamados a anunciar con firmeza el retorno glorioso de Cristo.
No os basta afirmar, en base a las Sagradas Escrituras, que Jesús es el Cristo venido a la Tierra. A la luz de cuanto se os ha revelado debéis más bien mostrar al pueblo cómo los grandes profetas del Antiguo Testamento ya anunciaban estos tiempos y la nueva creación. Aún cuando utilizaban imágenes adaptadas a los hombres de aquel tiempo y quizás alejadas de los hombres de hoy, en las palabras de los antiguos Profetas se delinea con claridad la nueva creación preparada para el pueblo de Dios. (8)
Os corresponde a vosotros ahora mostrar la conexión entre cuanto ha sido revelado en el pasado y cuanto está sucediendo hoy delante de vuestros ojos. Muchos consideran que las antiguas profecías se cumplieron con la primera venida de Cristo, pero no es así. Jesús debe volver para inaugurar la creación nueva, en la cual serán completamente distintos el tiempo, el espacio y la historia, y donde todo será perfectamente cumplido. También de esto han hablado los antiguos profetas de Israel. El Espíritu Santo os ayudará a comprender la actualidad de cada palabra de la Biblia.
El tiempo en el que vivís es el pasaje obligado al cumplimiento de la historia humana. Es una dimensión intermedia, que se ubica entre la del pasado y la del futuro. La vieja creación está muriendo y la nueva está naciendo. (9) Todo está en rápida transformación. El pueblo de Dios, su Iglesia de todo el Universo es el motor de esta transformación.(10) Dios está actuando mediante su pueblo para poner a la luz todo lo que existe para promover el bien y detener el mal.(11) Vuestro testimonio se centra entonces en la segunda venida de Cristo y sobre la nueva creación.
Muchos hombres no se han convertido a Cristo en el pasado y no se convertirán tampoco ahora. Han rechazado al Padre desde el momento de la concepción y por esta razón no han sido enseñados por Él. El Padre os enseña desde el momento de la concepción colocando sobre vosotros el sello de su Hijo Jesucristo. De este modo recibís una enseñanza que es mucho más que cualquier magisterio. Queda impreso en vosotros, y así, cuando crecéis y vuestra inteligencia está en condición de captar las cosas os orientáis inmediatamente hacia Jesucristo. (12)
Sin embargo existe una gran parte de vuestra humanidad en la cual esto no sucede; no porque sea imposible, sino porque es difícil. Efectivamente, esta parte de la humanidad esta privada de la enseñanza inicial del Padre, habiendo rechazado a Dios en el momento de la concepción. A esto se suman el espíritu del mundo, la tibieza de los cristianos de la Tierra que ya no son más de ejemplo y no saben, ya, hablar de Cristo y la acción del Mal que busca continuamente inducir al error a cada individuo. (13)
Sin embargo en este tiempo ha sucedido en la Tierra un hecho importante: se ha manifestado “la Iglesia de Jesucristo del Universo”, que está presente, viva y operante sobre vuestro planeta. Es la Iglesia fundada por Jesucristo y como Jesús la deseaba. Es una Iglesia que lleva la salvación a todo el Universo, no se repliega sobre las cosas terrenales pero anuncia las realidades del Cielo.(14)
Por el amor, los sacrificios y las plegarias de esta Iglesia, el Señor Omnipotente está mandando sobre la Tierra hombres y mujeres nuevas. Hoy nacen entre vosotros bebés especiales que han dicho SI en el momento de su concepción y están preparados para los tiempos nuevos. Llevan impreso el sello de Cristo y pertenecen completamente a la Madre Inmaculada, Reina y Corredentora. La Iglesia de Jesucristo del Universo, presente sobre la Tierra los acoge y los ayuda a crecer. No vivirán más, como a menudo ha sucedido a los santos una vida de soledad y de persecución. Por el contrario, brillarán como estrellas en el pueblo de Dios, amados y custodiados por la poderosa Iglesia de Jesucristo del Universo. (15)
Por eso, ¡sed valientes hermanos! Anunciad el retorno de Cristo y hablad de las maravillas que Dios está realizando hoy. Aunque os sintáis pequeños o poco numerosos, sed fuertes de toda forma, para que trabajéis en comunión con el inmenso pueblo de todo el Universo que os ama y os sostiene.
Estoy con vosotros y os bendigo junto a los Apóstoles de todos los tiempos, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
(1)-cfr. 1 Jn.1, 1-4 (2)-cfr.Hech.2, 14-41
(3)-cfr.Mt 26, 62-68 (4)-cfr. Lc. 24 ;Hech,7;1Pt 1,10-12
(5) cfr 2Pt3, 1-13
(6) cfr Hech, 1.29
(7) cfr 2Pt1, 16-21
(8) cfr Is, 11,1-9
(9) Mensaje de Jesús del 3/ 8/ 2019 “Sobre la Tierra comienza la Creación Nueva”.
(10) Todo el programa que hemos anunciado en estos años fue orientado a la recapitulación en Jesucristo, a través de la Madre Inmaculada, en la Iglesia de todo el Universo.
(11), Mensaje de Jesús del 12/4/2020 “Os confío todo el bien que se hace en la Tierra”.
(12) cfr Jn 6, 43-47
(13)”Más allá de la gran barrera”Cap.13 “El microcosmos”
(14) El 20/5/2018 hemos proclamado la existencia y la obra de la Iglesia de Jesucristo del Universo. En este sitio podéis encontrar los documentos.
(15) Reescribir la Historia Vol II, El universo y sus habitantes.pag 49-50 / 61-63