M E N S A J E DE MARÍA SANTÍSIMA-
24 de Junio de 2020 Vigilia del aniversario de las apariciones de la Reina de la Paz en Medjugorje :
RECONSTRUIR LA HUMANIDAD DE LA TIERRA
Queridos hijos:
Han transcurrido seis meses desde el comienzo del año durante los cuales habéis visto cambiar muchas cosas sobre la Tierra. Han sido meses duros para esta humanidad y también para el Bajo Universo que se ha resentido mucho por los eventos de vuestro planeta. Lo que sucede en el Bajo Universo repercute sobre la Tierra y viceversa. Toda la creación está pendiente de lo que debe suceder sobre la Tierra, un planeta importante en los planes de Dios.
Habéis consagrado este año al Espíritu Santo y El quiere actuar fuertemente sobre la Tierra. La pandemia que os aflige (1) no es solo una enfermedad sino una verdadera metamorfosis para la Tierra. Dios no ha querido la pandemia para la Tierra pero la ha permitido. A través de ella ha intervenido decididamente para enderezar muchas cosas que no deben y no pueden ser más como antes. Ni siquiera la humanidad puede ser la misma de antes. Quien tiene buena voluntad ha entendido que basta muy poco para destruir un sistema global construido en milenios de historia. Esto debe quedar claro sobre todo para vosotros que sois la Iglesia de Jesucristo sobre esta Tierra. (2)
¿Cómo hará el Espíritu Santo para enderezar y reconstruir esta humanidad? Lo hará a través de la Iglesia, su pueblo, que la Santísima Trinidad ha preparado desde hace mucho. Desde la venida de Jesucristo a la Tierra hasta hoy, Dios no ha cesado de preparar generaciones de justos cuya santidad continúa viva. Vosotros habéis heredado la santidad, el sacrificio, la plegaria y las lágrimas de tantos santos. Ahora os toca a vosotros ayudar a esta Tierra a enderezarse y a encontrar la presencia de Dios, y el sentido de la vida.
Sólo mi Hijo Jesús puede salvar esta humanidad. El Espíritu Santo, como descendió sobre mí con su sombra (3), así debe descender sobre este planeta, para preparar el camino a mi Hijo que retornará. Los tiempos se acortan. El Padre espera de toda la Iglesia del Universo, y en particular de vosotros, un fuerte empeño en ayudar a los hombres de la Tierra a emerger del caos en que se precipitaron, de la oscuridad que los oprime.
Lucifer, con la confederación de la luz y con los Iluminati de la Tierra han intensificado mucho su accionar; sabe que no le queda mucho tiempo. Por eso Dios desea que también su pueblo intensifique su acción. Se espera que esta Tierra esté atenta y presente en todos los eventos que involucran y sacuden esta humanidad.
¿Qué podéis hacer vosotros? Vivid una vida simple, inmersa en Dios, silenciosa y profunda que pueda ayudar a vuestra humanidad a cambiar desde sus raíces. Dios no actúa con violencia para transformar a sus criaturas. Su amor golpea la puerta pero no la destruye.(4) Hace germinar la vida desde adentro, en el silencio, tal vez en lo oculto, que no es nunca pasividad sino unión con la vida de Dios que nace en lo profundo. Del mismo modo, en la profundidad y en el silencio de Dios nace un pueblo nuevo. Por eso el silencio será para vosotros el medio para hacer florecer la vida, y también vuestra defensa más grande frente al maligno.
Hijitos, Satanás le tiene terror al silencio. Cuando el silencio está lleno de Dios, él no tiene más medios para entrar en vosotros. El silencio es una muralla levantada frente al demonio. Hablo del silencio profundo, creativo, virginal(5) que muchas veces os ha sido explicado. Vivir en este silencio no significa que no debáis hablar o dar testimonio. Significa que en este tiempo vuestro testimonio debe asumir otra magnitud: debe nacer de la profundidad de vuestro ser, donde vive Dios. Dadle espacio a Dios dentro de vosotros para que sea Él quien hable, quien testimonie, quien actúe a través de vosotros.
A vosotros y a toda la Iglesia de Jesucristo del Universo le espera una gran tarea, porque el retorno glorioso de mi Hijo no es una fábula ni tampoco es magia. Debe ser preparado aún con el sudor y las lágrimas de muchos hijos de Dios. No os digo esto para asustaros, pero quiero que seáis concretos. Ser personas místicamente unidas a Dios y contemplativas no significa vivir en las nubes. Quien sinceramente quiere servir a Dios debe saber que se enfrentará con la realidad tal así como es. Pero no debéis temer a la realidad pero introduciros en ella con la luz de Dios y con su poder.
El Padre intervendrá nuevamente en la Tierra, fuertemente. Con esta pandemia habéis tenido solo una pequeña prueba de lo que podrá suceder sobre la Tierra. No será necesariamente algo catastrófico, porque Dios quiere cambiar para mejor la vida de los hombres. Sin embargo, la reacción de Satanás y de sus seguidores a la acción de Dios hace que prevalezca siempre el mal, porque son pocos los hijos de Dios que se ofrecen a Jesucristo. Sin embargo Dios pondrá la parte que falta. Él es omnipotente.
También yo utilizaré el poder que Dios me ha dado. Sabedlo hijitos, que cuando un pueblo vive profundamente unido a Dios, cuando todos sus miembros viven en paz en el mismo espíritu, también ese pueblo resulta omnipotente. Es la potencia que nace de una fe inquebrantable. La fe es omnipotente porque puede hacer aquello que ni la razón ni la fuerza humana pueden hacer .Por eso sed conscientes que un pueblo unido y firme en la fe se hace omnipotente.
Apoyad entonces la omnipotencia de Dios y la mía con la omnipotencia de vuestra fe, conocedores de todas las gracias que Dios os ha dado. Os invito a miraros dentro para descubrir cuanto de hermoso, de bueno y de grande Dios ha colocado en vosotros. Cada uno de vosotros es una preciosa perla en la corona de mi Rey. Si faltara alguno de vosotros, faltaría mucho, en verdad.
Tratad de ver las cosas buenas que hay en vosotros y no os detengáis solo en vuestras limitaciones o en las de los demás o en los pecados del mundo. Buscad en cambio de vislumbrar la belleza que Dios puso en cada uno de vosotros y aún en esta humanidad que aparentemente parece un desastre. También en esta humanidad puede despuntar las flores de Dios, así como en un campo agreste despuntan siempre las flores. Debéis recogerlas, amarlas y cuidarlas.
No juzguéis a nadie, hijitos, pero amad a todos y testimoniad con amor la bondad de Dios; y si alguno la desprecia dejádselo a Dios, pero vosotros continuad sembrando.
Esparcid la buena semilla en todos lados. Será Dios quien se encargará de hacerla crecer, en algún lugar el treinta, el sesenta, o el cien. No os debe importar otra cosa que sembrar siempre y en todos lados. Acoged, amad, perdonad y servid a todos.
Os pido que os dejéis conducir dócilmente a lo que Dios quiera. Podréis seguir y poner en práctica los planes de Dios si sois callados y si dejáis que Dios entre y despierte en vosotros la inteligencia de la vida.
Estoy a vuestro lado y os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
- Lc 1,35
- Ap 3,20
- Más allá dela Gran Barrera., Msj de San José 19 de marzo 2002
- Mt 13, 8- 8, 1823- mc4,3- 8. 13-20