ESTAD PREPARADOS PARA LA BATALLA

VIGILIA DE LA FIESTA DE CRISTO REY

MENSAJE  DE JESUS: “ESTAD PREPARADOS PARA LA BATALLA”

Queridos hijos: el año 2020 llega a su fin. Ha sido un año muy difícil para la Tierra, un pasaje doloroso pero necesario. Una vez más el Padre ha puesto a prueba a vuestra humanidad permitiendo que fuese golpeada por la pandemia[1], un evento demasiado significativo para vuestro planeta.

Entendedlo bien de una vez por todas que el mal no viene de Dios sino de la acción de Lucifer, en la cual participa una gran parte de la humanidad indiferente, que conocedora en gran parte, sirve al demonio por egoísmo o por conveniencia. Por esto esta pandemia lleva la firma de Lucifer, de sus secuaces en la Tierra y de otros planetas rebeldes del Bajo Universo que han participado activamente en la difusión del coronavirus que atormenta y condiciona vuestra vida.

El Padre mío y vuestro ha permitido esto para daros la oportunidad de reconsiderar vuestro modo de vivir y los valores sobre los cuales habéis fundamentado vuestra existencia; para indicaros aún otra vez el único camino de salvación que pasa por Mí.

Yo soy vuestro Salvador que ha dado la vida por cada uno de vosotros. Ningún otro podrá salvaros de la muerte, de la enfermedad y del pecado fuera de Mí. Yo soy vuestro Dios y Señor que os gobierna con amor porque no desea otra cosa que vuestro bien y vuestra felicidad. Yo no os oprimo sino que os libero. Yo no obligo sino que os invito al banquete de la vida.

Sin embargo la mayor parte de vuestra humanidad prefiere morirse de hambre en vez de participar de mi banquete[2]. Prefiere quedarse esclava del Maligno antes que ser liberada por Mí. Tiene puesto en la cima de la escala de valores el dinero, el poder y el placer y no está dispuesta de ningún modo a cambiar su pensamiento. Lucifer lo sabe muy bien, y de aquí saca su fuerza. Os tiene en un puño, prometiéndoos alguna migaja y privándoos así del verdadero alimento. ¡pobres hombres que permutáis la verdadera felicidad por pocos instantes de placer; que renunciáis al Reino de Dios a cambio de los miserables reinos de la Tierra; que rechazáis el Pan de la Vida y os alimentáis con veneno! ¿Qué puedo hacer por vosotros si me dais la espalda?

Hijos míos, mi Corazón está continuamente ultrajado por gran parte de los hombres de la Tierra, así como lo está el Corazón Inmaculado de mi Madre. La Santísima Trinidad está ofendida por el pecado de la Tierra que ha alcanzado un límite intolerable. Los hijos de Dios sufren burlados, perseguidos, y asesinados por los hijos  de las tinieblas. Muchos inocentes son privados de la vida y de la libertad, oprimidos por el espíritu del mundo  que no conoce otra cosa  que abusos y violencia.

Es tiempo de que Dios Trino y Uno se muestre desde el Cielo y visite esta Tierra para restablecer el único y verdadero orden de las cosas, el divino, que nace de las leyes  puras del Espíritu.

Mi Padre y vuestro Padre desea que el próximo año 2021 sea íntegramente consagrado a Mí, al Hijo de Dios y Rey del Universo como Yo lo soy. Que mi Iglesia de todo el Universo, presente en la Tierra, me consagre cada día del nuevo año, y cada uno de sus miembros me consagre cada instante de su vida. Así regeneraré mi Iglesia y manifestaré a través de vosotros el Reino de Dios.

El Reino de Dios no es una fábula sino una realidad que debe manifestarse en toda su potencia. Esa es la simiente que el Señor ha arrojado en el seno de su pueblo para que crezca y se expanda. No se manifiesta con la fuerza humana como los reinos de este mundo; no se fundamenta sobre las riquezas efímeras sino sobre el poder de Dios y sobre las leyes eternas que gobiernan el Universo. No sobre el dinero, el poder y el placer sino sobre la fe la esperanza y el amor.

Yo actuaré profundamente con el poder del Espíritu Santo en mi Iglesia de todo el Universo. Estaré presente de modo especial en esta Iglesia de la Tierra en el año que vendrá. En ella manifestaré mi poder de Rey y Señor. Ella se opondrá al poder de Lucifer y de sus secuaces.

Será un enfrentamiento durísimo, sin exclusión de golpes; pero nadie podrá detener el camino de mi Iglesia. Ella marchará victoriosa, con San Miguel Arcángel a la cabeza, con el poder de la fe y los milagros. Los hombres de buena voluntad, los inocentes, los olvidados y cuantos sinceramente buscan la verdad verán despuntar mi Iglesia como una estrella esplendorosa en la oscuridad  que envolverá la Tierra.

Mi Iglesia de todo el Universo estará siempre empeñada en preparar mi retorno glorioso. Acompañaré a la Iglesia de la Tierra en su batalla contra Lucifer y el reino de las tinieblas. Ninguno de vosotros será dejado solo. Estaréis reforzados por el Espíritu Santo y por Mí, por la gloria del Padre y por el bien de sus hijos que esperan la libertad. No os faltará nada.

Os pido que seáis testigos fieles de la vida divina que habéis recibido. Que la vida de Dios triunfe en vosotros, en vuestros pensamientos, en las palabras y en las obras. Que cada hijo de Dios pueda ver sobre vuestros rostros la luz de la vida y volver sus pasos a la salvación. Así a través de vosotros quien es de buena voluntad conocerá mi verdadera y única Iglesia y podrá formar parte de ella. Ella es como un único y gran corazón que palpita en todo el Universo y que ama a Dios sin fingimientos y sin condiciones.[3]

Os digo que vendrán días tristes para la humanidad de la Tierra que no quiere convertirse y cambiar de vida. Mi Realeza pondrá en crisis el sistema global que Lucifer y sus adeptos han elaborado a lo largo de los siglos para dominar este mundo. Se desmoronarán las falsas certezas de muchos hombres, las doctrinas falsas y la falsa ciencia. Las riquezas injustas acumuladas por pocos a costa de muchos se consumirán. Los tiranos y los opresores, los malvados y corruptos se cubrirán la cara de vergüenza cuando los pueblos se rían de su desnudez porque todo estará desnudo delante de mis ojos.[4]

Los hombres que no aman a Dios, los superficiales y los indiferentes, cuantos buscan solo su propia interés sin  preocuparse de nadie, cuantos se tragan las mentiras de los poderosos sin preguntarse nada y callan frente a la injusticia, correrán la suerte del mundo. Llorarán y se lamentarán pero no cambiarán, porque no quieren cambiar, no quieren venir a Mí para ser salvos.[5]

Os digo a vosotros que sois mi Iglesia: estad preparados para la batalla y vigilad en todo momento. Deseo encontraros despiertos cada vez que tenga necesidad de vosotros. No permitiré a nadie que apague mi vida en vosotros; pedid la luz para discernir cada cosa y la tendréis. Se aproxima el tiempo de vuestra liberación.[6] Caminad conmigo hacia la libertad, participad en la victoria de vuestro Rey.[7]Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.”


[1] Se refiere a la pandemia del coronavirus Covid 19 que está golpeando la Tierra .de este 2020

[2] Mt 22,1-1

[3] Hechos 4, 32

[4] Lc 6,24-26

[5] Mt 13, 15; Ap 16-8-9

[6] Lc 21, 28

[7] Ap 19, 11-16