NAVIDAD CON JESÚS

Queridos hermanos y hermanas:

al aproximarse las grandes festividades de la Navidad deseamos haceros llegar nuestro pensamiento y nuestros más sinceros augurios. La situación de la Tierra en estos tiempos está bajo nuestros ojos: gran parte de la humanidad está confundida, perdida, encerrada en la angustia. No logrando avisorar el futuro busca simplemente sobrevivir y así se encierra cada vez más en el egoísmo, en la rebelión a Dios y en la intolerancia frente a todos y a todo.

Nosotros sabemos sin embargo que el Señor está presente en su VENIDA INTERMEDIA, tal como nos lo ha sido revelado. Creamos en su presencia y en la de su Madre Santísima en medio de nosotros. La gloria del Señor crece día a día, aunque a muchos pueda parecer lo contrario. Nosotros somos testigos y lo afirmamos que el Señor, junto a los instrumentos extraordinarios y a su Iglesia de todo el Universo, está combatiendo la gran batalla final contra las fuerzas del mal. Tal como lo fue preanunciado desde hace largo tiempo, esta batalla se desarrolla sobre la Tierra, donde Lucifer tiene consolidado su poder: la reacción del demonio y de sus secuaces a todo esto es bien visible. Parece que ninguna autoridad política o religiosa esté en condiciones  de ponerle fin a las tribulaciones de nuestra humanidad: pero nosotros creemos que el Salvador está en medio nuestro  para abrirnos el camino y prepararnos para la victoria, para traer su luz a las tinieblas de este mundo.

Este es todavía el tiempo de la lucha y de las pruebas para el pueblo de Dios y para todos nosotros  que nos hemos decidido acoger y vivir estos programas. Estamos al lado de Jesús en la lucha contra el mal; y el Emmanuel, el Dios con nosotros nos libra de la angustia y de la soledad y nos hace vivir y no solo sobrevivir y nosotros no tememos. Como nos recuerda el profeta Isaías: “aunque las montañas se muevan y los collados se movieran de lugar no se alejaría de ti mi afecto, ni vacilaría mi alianza de paz, dice el Señor que tiene misericordia.”[1] Por eso, prosigue el Señor dirigiéndose al pueblo: “ensancha el espacio de tu tienda, extiende las lonas de tus tiendas sin ahorrar, porque te ensancharás a la derecha y a la izquierda, y du descendencia poseerá las naciones, poblará las tierras un tiempo desiertas.”[2]

Estas palabras nos llenan de esperanza pero, al mismo tiempo nos reclaman a la necesidad de vivir como criaturas nuevas, alejando de nosotros los pensamientos tenebrosos, la presunción de ser autosuficientes, el encierro en nuestro pequeño cascarón, la condena a nosotros mismos y a los demás. El Señor salva a los publicanos y a las prostitutas, a cuantos son juzgados indignos por las “personas bien”; y pone al descubierto la soberbia de los fariseos y de los doctores de la ley.[3]Se dirá: “Solo en el Señor se encuentra la justicia y el poder!” Hacia él se dirigirán cubiertos de vergüenza cuantos ardían de ira contra él”.[4]

En esta santa Navidad colmada de la presencia de Jesús, en silencio humilde y fiel delante de Él, sumerjámonos en la enorme gracia que se nos otorga en este tiempo y que puede abrirnos al misterio de la vida y de la salvación del Señor. En todos estos años os hemos indicado un camino simple, iluminado por la presencia del Salvador, para conocer el misterio de nuestro destino glorioso: el ofrecimiento de nuestra vida a Jesús, por intermedio del Corazón Inmaculado de María. Solo recorriendo este camino estaremos místicamente unidos a Cristo Glorioso, presente en medio de nosotros y conoceremos un futuro glorioso. El apóstol san Juan lo confirma con su testimonio: “La unión mística con Cristo está en la base de todo el conocimiento; sin comunión con Jesús no hay comunión con el Padre y falta la apertura a la acción del Espíritu Santo. En efecto: el Padre envía al Espíritu Santo en el nombre de Jesús, en virtud de su sacrificio. El Espíritu Santo actúa para crear una comunión indeleble entre nosotros y Jesucristo y Él nos une al Padre en el Espíritu Santo. El fundamento del verdadero conocimiento de nosotros mismos y de los demás, así como de cualquier otra situación, el conocimiento de las leyes de la vida se encuentra solamente en la unión mística con Jesús. Yo os hablé de la comunión con el Padre y con Hijo y os he dicho que mis manos han tocado el Verbo de la Vida.[5] No era un modo de decir, una imagen poética, sino el testimonio de la vida vivida entre los apóstoles con Cristo, como también de mi relación personal con el Maestro”.[6]

En el silencio al que el Señor nos llama en este tiempo, necesario para desempeñar nuestro servicio, os recordamos constantemente en nuestras plegarias. Estamos agradecidos a Dios y a la Madre Celestial por vuestra respuesta y por vuestro camino, que hacen de todos vosotros un signo, siempre más concreto y visible del amor de Dios por esta humanidad. Os auguramos que percibáis siempre más íntimamente la presencia del Señor, para que esta sea una Navidad con Jesús, en los corazones de María Santísima y de san José. Os abrazamos fraternalmente y os bendecimos, augurando todo bien a vosotros y a vuestras familias.

FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO NUEVO

Stefania Caterina y P. Tomislav Vlasic

 

[1] Isaías 54, 10

[2] Is 54, 2-10

[3] Lc 7, 30

[4] Is 45, 24

[5] 1ª. Jn 1-4

[6] Reescribir la Historia. Vol 1-En el pensamiento de Dios.